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domingo, 22 de abril de 2012

RED CIUDADANA POR LA SALUD DE LA REGIÓN DE MURCIA


Hace dieciséis años, el prestigioso centro de investigación en bioética, The Hastings Center, de Nueva York, convocó a un equipo de investigadores internacionales con el objetivo de emprender un ambicioso estudio sobre los fines de la medicina. La hipótesis de trabajo que motivaba el encuentro era la evidencia de que el progreso de la ciencia médica y de sus posibilidades técnicas, unido a la imparable expansión de los sistemas de salud, podría estar provocando lo que Ivan Illich ya en 1976 llamó un efecto “contraproductivo“[1]: la obtención de resultados paradójicos, es decir, contrarios a los objetivos pretendidos.

La filósofa Victoria Camps destacaba en la introducción de la traducción española del documento resultante del proyecto, “Los fines de la medicina”[2], que las conclusiones suponían una llamada a la modestia de la medicina tecnologizada e intervencionista: “Los fines de la medicina, a finales del siglo XX, deben ser algo más que la curación de la enfermedad y el alargamiento de la vida. Han de poner un énfasis especial en aspectos como la prevención de las enfermedades, la paliación del dolor y el sufrimiento, han de situar al mismo nivel el curar y el cuidar, y advertir contra la tentación de prolongar la vida indebidamente”[3].

Las nuevas metas señaladas por los investigadores del Hastings significaban una cierta desmitificación de esa medicina todopoderosa de finales del siglo XX, capaz de curar todas las enfermedades, capaz incluso de vencer a la muerte. Los nuevos fines constituían una llamada a la modestia; pero también un serio aviso a navegantes ya que la medicina no podía desentenderse o cerrar los ojos ante los problemas políticos, sociales y éticos que su actuación irreflexiva estaba produciendo: “una medicina que procura ser al mismo tiempo honorable, moderada, asequible, sostenible y equitativa debe reflexionar constantemente sobre sus fines”[4].

Los focos de tensión que exigían esta continua reflexión eran según los investigadores del Hastings: el desarrollo científico y tecnológico, la compensación de las tendencias curativas, el envejecimiento de la población, el mercado y la demanda del público, las presiones culturales, la medicalización de la vida y la mejora del ser humano. La necesidad de cuestionar los fines reconocidos de la medicina derivaba no solo de la evidencia de sus muchos fracasos y deficiencias sino, sobre todo, de las consecuencias que tendría no hacerlo: la insostenibilidad económica de los sistemas de salud, la confusión y falta de equilibrio en el ámbito clínico, la frustración social y la falta de coherencia y sentido por la emergencia de intereses dominados por las fuerzas del mercado.

Pues bien. Dieciséis años más tarde, las tendencias identificadas por los investigadores del Hastings no solo no se han modificado sino que han acabado generando la tormenta perfecta que amenaza el Titanic que es nuestro Sistema Nacional de Salud. Una tormenta perfecta causada por la confluencia de las altas presiones de la insuficiencia financiera con las bajas presiones de un sistema entregado a la irracionalidad de sus fines expresado mediante un desaforado consumo de medicamentos, tecnologías sanitarias e intervenciones asistenciales inútiles e incluso peligrosas. Como el famoso trasatlántico, nuestro sistema de salud carece de suficientes botes salvavidas para evitar el desastre: falta gobernanza política (transparencia, conocimiento y participación) y falta compromiso profesional. Como en el famoso trasatlántico, los pasajeros, los ciudadanos, asistimos perplejos y confusos al desastre que se avecina y esperamos todavía que alguien nos salve.

Por desgracia nadie nos va a salvar. Los políticos y los profesionales, los mismos que han permitido que la tormenta se formara, los mismos que en su arrogancia despreciaron los botes salvavidas, ponen ahora a los ciudadanos a remar tras culpabilizarles de la deriva: “Hay que (co)pagar por los pecados, ciudadanos”.

Pues basta ya. No podemos resignarnos a ser los que (co)paguemos por los errores de políticos y profesionales. Vamos a ser los ciudadanos quienes desde el mejor conocimiento y desde la convicción en los principios éticos y cívicos de equidad, participación, transparencia e independencia, salvaremos al Titanic exigiendo a sus oficiales que cumplan con sus responsabilidades y que no huyan como el capitán del Costa Concordia. Para eso tendremos que aprender nociones de navegación pero lo conseguiremos con la colaboración de muchos tripulantes que tampoco están de acuerdo con cómo se está pilotando el barco.

La Red Ciudadana Por la Salud (ReCIPS) no es más ni menos que una alianza de ciudadanos, independiente de partidos políticos y sindicatos, que pretende tomar la iniciativa desde el conocimiento y la responsabilidad para evitar que la salud siga siendo una bonita palabra detrás de la cual se ocultan intereses políticos, sindicales, profesionales, comerciales o meramente económicos y en los que los intereses de los ciudadanos no son sino una mera excusa.

Están invitados a formar parte de la ReCIPS todos aquellos ciudadanos y organizaciones ciudadanas o profesionales que compartan nuestros valores: defensa de una sanidad pública equitativa, basada en el mejor conocimiento, transparente y participativa en la que el ciudadano sea real y efectivamente el centro del sistema.

Han sido fundadoras de la ReCIPS las siguientes organizaciones: Plataforma NoGracias, Farmacriticxs, Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de la Región de Murcia (ADSP), ATTAC, Foro Ciudadano, Amnistía Internacional, Sociedad Murciana de Medicina de Familia (SMUMFyC), Sociedad de Enfermería de Atención Primaria de la Región de Murcia (SEAPREMUR), Lactando, Asociación de Consumidores de la Región de Murcia (CONSUMUR) y la Asociación de Estudiantes de Medicina  de la Universidad de Murcia (AIEMUM).



[1] Passos Nogueira R “La salud que hace mal: un estudio alrededor del pensamiento de Ivan Illich” Buenos Aires: Lugar Editorial, 2008, pag. 42

[2] “The goals of medicine: setting new priorities” Hastings Center Report Volume 26, Issue 6, pages S1–S27November-December 1996 del Hastings

[3] Camps V Presentación en “Los fines de la medicina: el establecimiento de unas nuevas prioridades”. Cuadernos de la Fundació Víctor Grífols i Lucas. Accesible en http://www.bioeticanet.info/relacion/FinMedic.pdf
[4] “Los fines de la medicina: el establecimiento de unas nuevas prioridades”. Cuadernos de la Fundació Víctor Grífols i Lucas. Accesible en http://www.bioeticanet.info/relacion/FinMedic.pdf

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